un camino para avanzar en el crecimiento personal y espiritual
La discusión pasó de ser serena para convertirse en una verdadera tormenta en la que iban y venían palabras. Todo comenzó cuando el padre llamó la atención de su hijo por llegar tarde. “En una ciudad tan peligrosa, te puede ocurrir algo; avisa cuando no vayas a llegar temprano”, le dijo.
Una recomendación apenas natural de un progenitor que se inquieta cuando no llega su hijo. El muchacho, sin embargo, con un cúmulo de rencor en su corazón, interpretó la recomendación como un ataque y reaccionó.
“Mira quién habla, ¿tú que llegas tarde siempre?”, vociferó con ojos transformados por la ira.
Aquél día la diferencia de opinión no fue a mayores porque el padre prefirió guardar compostura; sin embargo, muy dentro, sentía rabia y ese resentimiento terminó por minar la relación entre los dos.
¿Ha tenido discusiones a nivel familiar? A todos, sin duda. No podemos desanimarnos. Jamás podemos perder de vista el hecho de que nuestros hijos crecen, piensan diferente y—en cierta medida—ven el mundo desde una óptima distinta.
ahii biennnn
ResponderBorrarbuen tema e.e
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